No hay estudio de publicidad, ni espacio creativo, ni casa cool que se precie de serlo sin una de sus neveras. De curvas redondeadas, ancha, de color alegre y suaves trazos, esta icónica creación de Smeg encarna la esencia del diseño de la década de los 50. Sus líneas miran al pasado, pero la patente de este frigorífico apenas tiene dos décadas, tiempo en el que se ha convertido en todo un símbolo de la marca alrededor del mundo.
Fundada en 1948 por Vittorio Bertazzoni, Smeg ha hecho su apuesta por una concepción vanguardista de los electrodomésticos que, según su filosofía, son más que meras herramientas funcionales. Su visión los contempla como objetos de diseño que se integran en los espacios más personales, incluso fuera de la cocina. El acrónimo Smeg significa Smalterie Metallurgiche Emiliane Guastalla, traducido, las obras de esmalte Emiliane de Guastalla. El nombre alude directamente a la población de la zona Emilia-Romaña (Italia)donde nació la compañía en plena posguerra en un contexto de creciente urbanización y cambios sociales.
Desde sus inicios Smeg se ha caracterizado por sus soluciones pioneras, como las cocinas de gas con encendido automático en los años 60 y, una década más tarde, el lavavajillas de 60 centímetros con capacidad para 14 cubiertos. Hoy en San Girolamo (pequeño pueblo a las afueras de Guastalla), en un elegante edificio de oficinas escondido entre la vegetación junto a un lago artificial ideado por el arquitecto Guido Canali, se emplaza la sede de la compañía.
Al frente está Vittorio Bertazzoni, tercera generación de la familia, que presume de una producción 100% italiana, al tiempo que define la esencia de la marca. "La gente espera cosas un poco sorprendentes de nosotros, pero también con la funcionalidad como uno de sus mayores objetivos. Nuestros productos tienen que ser sólidos para poder perdurar durante años. El cliente debe poder usarlos y verlos continuamente sin cansarse de ellos", asegura el actual CEO de la empresa. Con más de 2.200 empleados en todo el mundo, el año pasado consiguió una facturación de 640 millones de euros, de los cuales un 20% procedía de ventas de Italia y el resto de la exportación.
Sus electrodomésticos seducen. Y eso se explica porque el diseño es parte del leit motiv de una compañía que considera que los objetos no sólo tienen que ocupar el espacio de manera funcional, también deben crear una atmósfera. Esa sensibilidad ha inspirado la colaboración con grandes nombres de la arquitectura y el diseño con los que han reinventado productos cotidianos. Desde Marc Newson y el estudio Piano Design hasta los arquitectos Guido Canali, Mario Bellini o Giancarlo Candeago pasando por Dolce & Gabbana, la marca se ha codeado con firmas de reconocido prestigio para algunas de sus ediciones limitadas. El equilibrio entre estética y tecnología les ha valido, además, numerosos galardones internacionales, como los Good Design Awards o el Red Dot Design.
El aire retro, tan de actualidad, ha hecho de la nevera FAB28 un icono. Tal es su éxito, que la estética se ha extendido a su colección de pequeños electrodomésticos como tostadoras, batidoras y robots de cocina, muy intuitivos y fáciles de usar que comparten curvas y aire vintage. Esta mirada al pasado, según Juan Carlos Cayuela, director de la marca en España, gusta "porque evoca sentimientos y hace rememorar momentos y épocas pasadas". Aunque no todo es colorido y estética pop. También cuentan con otras líneas de producto con inspiraciones coloniales o victorianas, así como de líneas depuradas. "Smeg es más que un producto vintage, es una marca que apuesta por el diseño en los electrodomésticos", corrobora Cayuela.
En España está presente en 850 puntos de venta, buena muestra de que gusta al consumidor patrio. "Tener un producto Smeg es tener una pieza diferencial en el hogar. El diseño es único y te diferencia del resto. Además, evocan emociones", asegura Cayuela, quien confirma que este 2018 se van a centrar en un nuevo lanzamiento de la mano de Dolce & Gabbana. "Es una apuesta de Smeg por la moda. La nuestra es la primera colaboración de una casa de electrodomésticos con una marca de moda", explica sobre esta alianza. En la primera edición, lanzada el año pasado, sorprendieron con 100 unidades del frigorífico modelo FAB28, todas pintadas a mano y con un precio aproximado de 30.000 euros, amén de tostador, hervidor y exprimidor, todos con motivos florales y colores vibrantes. En breve llegará al mercado la segunda remesa de esta celebración a la italiana que se presenta bajo los hashstags Sicily Is My Love y Divina Cucina, y donde destacan las cocinas, horno y campana extractora incluidos.